Delegar o pedir favores

Sin duda alguna delegar es una de las tareas más complejas que existen, no solo en el ámbito del liderazgo o profesional, si no de manera general en todos los ámbitos de nuestra vida. 

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De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, delegar “dicho de una persona autorizar [a otra] para que haga algo en su lugar’, pero no solo es autorizar a alguien para realizar una actividad o una tarea, sino por toda la responsabilidad que conlleva para ambas partes y por el nivel de compromiso para afrontar cada una de las consecuencias resultantes. 

Esto debido a que de manera general implica tomar decisiones, hacer uso de la confianza y tiempo de otra persona, pero hay que definir muy bien el contexto, debido a que tal vez delegar no signifique pedir un favor, sino implique estar inmerso en cuestiones laborales que tengan un compromiso económico o monetario. 

Hago mención de ello debido a que dependiendo de la situación puede ser el nivel de compromiso y responsabilidad, en dado caso de que las cosas salgan bien o haya que resolver situaciones imprevistas. 

Recuerdo un par de situaciones en las que me vi involucrado hace tiempo, en el primer de los casos delegué a un amigo la responsabilidad de apoyarme con la entrega de un pedido de mezcal, dado que yo no tenía manera de comunicarme con el cliente y solo era una cita concertada por terceras personas. 

Durante varias horas perdí contacto con mi amigo, supe de él por otros amigos que me dijeron que lo vieron en estado de ebriedad, esto me generó un gran conflicto al no saber si había hecho la entrega del pedido, si había recibido el dinero, o que había pasado. 

Pensé mil cosas, pasé de la desesperación al enojo, sin embargo tampoco podía exigir más por que era un favor el que me habían hecho, decidí calmarme y esperar al otro día para buscar el contacto. 

Mi amigo me buscó por la mañana para hacerme la entrega del dinero, se disculpó por no llamarme el día anterior y argumentó que se había perdido su teléfono. Me dijo que el cliente era un amigo de la infancia y que decidieron después de la entrega comer juntos y después irse de fiesta. 

Al final solo quedó como una anécdota y como una buena referencia, pues aunque mi amigo afianzó la relación comercial con la entrega de más producto, decidí ya no pedir más favores y pagar para que alguien realice esa actividad. 

Saber delegar es una tarea difícil para quien tiene que realizar una actividad, pero lo más importante es que para cada situación es diferente, todo depende del contexto y del nivel de compromiso entre las partes, ya que el tiempo es un recurso invaluable, para lo cual siempre debe existir una retribución, cuando se delega a un compañero de trabajo o a un empleado hay una escala de mando que se debe cumplir. 

Aunque parezca una anécdota bastante simple, mi madre delegó en mi hermano la responsabilidad de comprar cilantro y él llevó perejil, lo que complicó la situación ya que por la distancia y el horario no pudo regresar al mercado para hacer el cambio, esto derivó en que mi madre decidió no cocinar y comprar unas pizzas.